Era domingo y la portada de La Voz de Galicia llegó con una exclusiva que sumió en la miseria al responsable de la recogida selectiva de basura. Vilagarcía de Arousa se había convertido en una ciudad pionera en Galicia en la recogida diferenciada de papel, vidrio y plástico. Fue a principios de los 90 y la aparición en varios puntos de la ciudad de contenedores redondeados de color azul, amarillo y verde supuso una revolución. La iniciativa vino del concejal de Medio Ambiente, Carlos Berride, pero se hizo con personal del consejo de recogida de basura, liderado por el concejal Machote.

Ninguno de los dos está más con nosotros, pero los dos debemos reconocer su visión de futuro: cuando ningún ayuntamiento de Galicia se atrevió con esa engorrosa modernidad de separar papel, vidrio, plástico, pilas y residuos orgánicos en cuatro bolsas diferentes, se adelantaron a En los tiempos, hicieron un esfuerzo de pedagogía y riesgo y tomaron palos y desánimos sin medida, pero abrieron un camino que hoy se sustenta en un contrato de recolección de basura que es un ejemplo de modernidad, eficiencia y vanguardia. Empezaron. No lo olvidemos nunca.

Pero volvamos a aquel domingo de principios de los 90 y miremos la foto de portada de la edición de Arousa de La Voz de Galicia. Hay un montón de papeles tirados en el bosque, concretamente, en Pinar do Rei. Es papel apilado, papel arrugado, papel reciclado. El pie de foto de La Voz lo aclara todo: es el papel que los vilagarcianos habían depositado un par de semanas en los nuevos contenedores azules, pero, en lugar de estar en una planta de reciclaje, había acabado en el mismo lugar que los residuos orgánicos.

El mensaje de la fotografía fue demoledor: no sirvió de nada molestarse en poner el papel en una bolsa aparte y bajarlo al contenedor azul porque, al final, terminó en el mismo lugar que las cáscaras de plátano y las astillas de la puchero frito. Y si eso sucedió con el papel, ¿quién aseguró que no sucedió lo mismo con el plástico, latas y vidrio? En conclusión, Vilagarcía no fue pionera en el reciclaje, sino pionera en el engaño.

Para gran dolor político de los responsables de Medio Ambiente y Basura, el periódico había sido descubierto por transeúntes cercanos a la oposición de izquierda, habían tomado la foto y dado el aviso a los periodistas. En definitiva, se entiende el hundimiento en la miseria del responsable técnico de aquel reciclaje pionero al recoger del buzón el ejemplar dominical de La Voz de Galicia.

Con la basura como pretexto se han escrito novelas, series y películas del género negro o gánster. Recordemos Chinatown o Los Soprano. En Vilagarcía de Arousa se podría haber escrito con la basura un divertido grotesco entre Valleinclanesco y Berlanguiano. El primer capítulo se habría titulado Basura en O Cavadelo. Seguro que lo han olvidado porque la memoria es selectiva y elimina lo doloroso y lo grotesco, pero durante un tiempo el basurero de Vilagarcía fue donde están los juzgados y la comisaría. Posteriormente la llevaron a Lalín en convoyes nocturnos.

El segundo capítulo se titularía Papel reciclable en medio de la montaña y contaría la historia que resumía esa foto de portada. ¿Qué había pasado? ¿Los responsables de la basura y el ambiente vilagarciano eran realmente tan impresentables y engañosos? Todo había sido mucho más divertido. Los trabajadores habían recogido el papel en un camión volquete viejo y se habían dirigido a Poio, donde lo iban a recoger. Era viernes por la tarde, se acercaba el fin de semana y, por motivos que nunca nadie aclaró, pero que suenan a que se acercaba la hora de cierre y había ganas de volver a casa hasta el lunes, Poio no quiso recoger el papel de Vilagarcía. ¿Qué hacer con ese envío? Pues volved a Vilagarcía y, como no iban a dejar el camión cargado de papeles hasta el lunes, sin encomendarse al concejal ni al diablo, subieron a Pinar do Rei y lo arrojaron a la montaña.

Ese episodio terminó siendo positivo. Al convertir el reciclaje, un tema en el que pocos creían, en un motivo político candente, el equipo de gobierno se lo tomó muy en serio, los trabajadores aprendieron que el reciclaje era sagrado y los ciudadanos empezaron a pensar que, tal vez, que ordenar la basura era sin tonterías.

El caso es que Vilagarcía se convirtió en una ciudad ejemplar en reciclaje y el último capítulo de la historia tiene final feliz: este nuevo contrato de recogida de basura que, comparado con la recogida en otras ciudades de dentro y fuera de Galicia, introduce tantas novedades y tanta conciencia. que sitúe la ciudad a nivel holandés o alemán: recogida de biorresiduos, vehículos específicos para cada tipo de residuo, punto de limpieza móvil eficaz, recogida de cartón puerta a puerta en establecimientos comerciales, etc.

Pinar do Rei es hoy un modelo de punto limpio y no se han vuelto a tomar decisiones locas unilaterales en la parte trasera de un camión volquete. Pero todo esto forma parte de ese loco esfuerzo por reciclar basura cuando nadie lo hacía en Galicia.

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