Tras la dolorosa derrota ante el Girona (1-3) no habrá movimientos en el banquillo de la Unión Deportiva Las Palmas. García Pimienta, con números de descenso y una tendencia bajista peligrosa, continuará como técnico amarillo.

Decepción mayúscula. El equipo diseñado para ascender a Primera División cerró prácticamente sus opciones a once jornadas del fin del campeonato en otra tarde para olvidar, que terminó con abucheos del respetable y un enfado del que no es ajeno la dirección amarilla. La UD Las Palmas ya es 14ª en la tabla y sigue en caída libre.

Al término del encuentro ante el Girona, tanto García Pimienta como la Dirección Deportiva mantuvieron una ‘reunión de urgencia’, donde no se escondió la decepción causada por la deshonrosa puntuación obtenida en los siete encuentros del técnico catalán al frente del banquillo amarillo. Seis puntos de veintiuno, una nula capacidad de reacción en situaciones adversas –como la de reestructurar al equipo con uno menos con el marcador a favor y toda una segunda parte por delante– y un discurso cada vez más vacío, dejan a García Pimienta y a Luis Helguera –su principal valedor y responsable de la confección de la plantilla– en la picota.

A pesar de la situación, García Pimienta seguirá al frente del banquillo amarillo. Las partes se han dado un voto de confianza. Tanto la Dirección Deportiva como Pimienta son conscientes de la enorme dificultad de conseguir el objetivo de estar en la promoción de ascenso, y de la escasa fiabilidad en una potencial mejora con la entrada de un nuevo técnico para el último sprint de la temporada. Asimismo, la reflexión de los directivos no se basa únicamente en el trabajo de Pimienta, que no ha conseguido solventar problemas que venía arrastrando el equipo desde la etapa de Pepe Mel.

El mandato es claro: hacer autocrítica y trabajar para intentar apurar las opciones hasta el final o hasta que las matemáticas digan lo contrario. El calendario, por si fuera poco, no es sencillo: Real Valladolid fuera, Leganés en casa, y Ponferradina fuera. Hasta los indicadores del Big Data está temblando.