Nacido en Aiquara, una ciudad de 4.500 habitantes en el interior de Bahía, Jerônimo Rodrigues tiene 57 años, es profesor universitario, ingeniero agrónomo y nunca se presentó a las elecciones, a pesar de ser miembro del PT desde 1990. Durante la administración de Rui Costa (2015-2022), fue secretario de Estado de Educación y, este año, fue elegido por unanimidad como candidato al gobierno bahiano.Desconocido para la mayoría del electorado, debutó en las encuestas a casi 40 puntos del líder, el exalcalde de Salvador ACM Neto (União Brasil), favorito para ganar en la primera vuelta.Rodrigues creció en las últimas semanas de la campaña, empujado por el apoyo del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, llegó a 13 puntos del ACM en la víspera de la votación, según Datafolha, y terminó el conteo con 9 de ventaja: con 49,45 % de votos válidos, el concurso casi terminó el 2 de octubre.El arranque de un nombre poco conocido en el mayor colegio electoral del Nordeste fue la reafirmación no solo de la fuerza electoral de la izquierda en la región, sino también de la capacidad de generar nuevas figuras para mantener la hegemonía que dura casi dos décadas.Otro político en ascenso en el llamado “cinturón rojo” es el profesor universitario Rafael Fonteles, exsecretario de Hacienda de Piauí bajo Wellington Dias.Como Jerônimo Rodrigues, fue debutante en las elecciones.En la recta final disparó y derrotó en primera vuelta al exalcalde de Teresina Silvio Mendes (União Brasil), candidato a Ministro de la Casa Civil, Ciro Nogueira.Algo similar sucedió con Elmano de Freitas (PT), diputado estatal ascendido a candidato a la gobernación recién en agosto, luego de la implosión de la alianza entre el PT y el PDT de Ciro y Cid Gomes.En dos meses, suplantó al favorito Capitán Wagner (União Brasil) y resolvió anticipadamente la elección.El éxito de Elmano ayudó también a consolidar otra fuerza en el Nordeste, el exgobernador de Ceará Camilo Santana (PT), electo senador con el 70% de los votos válidos.“Nuestra victoria es el inicio de un ciclo político que consolida a Camilo como el principal líder de Ceará”, dice Elmano.El elogio del alumno incluye una observación: con el triunfo, Camilo enterró, de golpe, a los grupos de Ciro Gomes y Tasso Jereissati (PSDB).En el Senado, Camilo estará acompañado por otro exgobernador, Flávio Dino (PSB), que llevó a su vicepresidente, Carlos Brandão (PSB), a la victoria en la primera vuelta en Maranhão, con el 51,3% de los votos.Además de los tres gobernadores electos y una reelecta —Fátima Bezerra, en Rio Grande do Norte—, la izquierda pasó primero a la segunda vuelta en los otros cinco estados de la región (ver cuadro abajo).El desempeño hasta ahora califica al PT y aliados para repetir 2018, cuando los nueve estados ganaron a Fernando Haddad contra Jair Bolsonaro y eligieron gobernadores que se opusieron al presidente, especialmente en los momentos críticos que vivió el país durante la pandemia.El desempeño de la izquierda en la región tiene varias razones.Uno de ellos, por supuesto, es la popularidad de Lula: el ex presidente no tenía más del 60% de los votos en Alagoas.En Piauí, alcanzó un impresionante 74,25%.Otra explicación es socioeconómica.A pesar de los avances de las últimas décadas, buena parte de la población es de bajos ingresos, precisamente el público más comprometido con el apoyo a Lula.El Nordeste fue una de las regiones más impactadas por el Bolsa Família, lanzado por el gobierno del PT en 2004. Tanto es así que el giro rojo en la región se produjo en las elecciones de 2006, las primeras con Lula en el poder, cuando los partidos de izquierda tomaron siete de los los nueve gobiernos — en 2002, solo tenían tres.Bolsonaro trató de cambiar la situación apostando por Auxílio Brasil, que tiene el 47% de las familias atendidas en el Nordeste.En una declaración reciente, el presidente atribuyó su desventaja en la región a los altos índices de analfabetismo local, dijo, como resultado de las desastrosas políticas de izquierda.Explotada ya hasta el cansancio por la campaña opositora, la declaración no debería ayudar mucho a Bolsonaro en el empeño de intentar revertir la distancia de Lula en esos estados.Allí, en particular, hay un recuerdo muy positivo de los gobiernos del PT.En ese momento, obras, inversiones y políticas públicas dirigidas a la región mejoraron las condiciones de vida del nordeste.Entre 2003 y 2013, cifras del Banco Central muestran que el Nordeste tuvo una tasa de crecimiento económico del 4,1% anual, por encima del promedio nacional de 3,3%, lo que le valió en su momento el sobrenombre (exagerado) de “China brasileña”.En el mismo período, según el IBGE, 12 millones de nororientales salieron de la pobreza y el número de estudiantes universitarios pasó de 400 mil a 1,4 millón.“Esto trae una memoria afectiva muy fuerte, al punto de que los votantes quieren votar no solo por el expresidente, sino también por el candidato al gobierno asociado a él”, dice Monalisa Torres, socióloga de la Universidad Estatal de Ceará. .La buena evaluación de los últimos gobiernos estatales ayudó a mantener allí el bastión de la izquierda.No es una tarea fácil tratar de romper esta hegemonía, como lo demostró la campaña de ACM Neto en Bahía.El exalcalde, que dejó el mando de Salvador con una gran valoración, llegó a la segunda vuelta con el 40% de los votos, mucho menos de lo que ya presumía.Será un desafío recuperar terreno, pero está lejos de ser imposible.El mayor colegio electoral fuera del Sudeste, el estado debe tener un peso importante en la disputa nacional y, con eso, debe atraer los esfuerzos tanto de Lula como de Bolsonaro.ACM Neto necesita exactamente el 9% de los votos que tenía el exministro João Roma (PL).El partido entre ellos no será automático.Antiguos aliados, estos políticos se separaron cuando Roma se unió al gobierno de Bolsonaro e intercambiaron críticas y ataques personales en la campaña.La Roma condiciona su apoyo a una posición del exalcalde a favor de Bolsonaro, lo que no ha sucedido hasta ahora y no debería suceder hasta el final de la campaña.La evaluación de União es que un guiño claro al presidente haría que la ACM perdiera votos para Lula.Otro estado donde la izquierda puede tener problemas es Pernambuco.El candidato de Lula, Danilo Cabral (PSB), quedó cuarto en la primera vuelta.La izquierda tiene a Marília Arraes, que rompió con el PT, pero pertenece a Solidariedade, que está en la coalición de Lula.Llegó a la segunda ronda con solo 3 puntos de ventaja sobre Raquel Lyra (PSDB).“Incluso sin que Lula esté en la televisión pidiendo un voto por mí, sin tener la máquina estatal, logré salir adelante.Ahora la lógica de la elección cambiará”, dice Marília, apostando por la entrada del PT en la campaña.Ambos candidatos presidenciales, por cierto, deberán concentrar esfuerzos a partir de ahora en la región, por obvias razones.“Vamos a ampliar nuestra ventaja en el Nordeste”, dijo Lula el lunes 3, al anunciar que volverá al lugar y que participará de todas las campañas en la segunda vuelta.Por otro lado, Bolsonaro ha estado hablando con políticos como los senadores electos Damares Alves (Republicanos-DF) y Magno Malta (PL-ES) para que pasen por las iglesias de esos estados a emitir votos.El martes 4, en São Paulo, en uno de los mayores templos de las Asambleas de Dios del país, el presidente pidió a los fieles llamar a sus familiares del Nordeste y convencerlos de no votar por el PT.No se sabe si funcionará.Pero es seguro que la batalla en el Nordeste será decisiva en la elección nacional.Publicado en VEJA del 12 de octubre de 2022, número 2810Desde BRL 9,90/mesDesde BRL 9,90/mesDesde BRL 9,90/mesDesde BRL 9,90/mesDesde BRL 9,90/mesCopyright © Abril Mídia S A. 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