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Sandra Fiebelkorn encarga los bolsos de otras temporadas que ha tenido que sacar por falta de nuevo género. | PILAR CORTÉS

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«Hay productos que debería haber recibido en agosto y que me están llegando ahora. Temo lo que pueda pasar de cara a la campaña navideña. Juan Utrera regenta una pequeña zapatería en el centro de Alicante y está sufriendo de primera mano las consecuencias de la crisis de importaciones y materias primas que se ha desatado a raíz de la covid. Una crisis global que ha acabado por afectar al comercio de la provincia de Alicante, donde escasean los productos textiles, la joyería o los electrodomésticos, según las asociaciones y comerciantes consultados por este diario. La industria de la hostelería también se está viendo perjudicada, en este caso por las dificultades para obtener bebidas alcohólicas importadas.

Son varios los factores que se han unido en forma de tormenta perfecta para acabar desembocando en esta tormenta, que también se ve agravada por otros problemas domésticos, como la subida del precio de la electricidad. “Vivimos en un mundo profundamente interconectado y cualquier producto que se fabrique requiere componentes que se fabrican en diferentes partes del mundo. La pandemia provocó una interrupción en la fabricación que está afectando a todos los eslabones de la cadena ”, explica Ignacio Jiménez Raneda, profesor jubilado de la UA en el área de Fundamentos del Análisis Económico. Las líneas de producción pararon durante meses, a lo que ahora hay un fuerte aumento en el consumo. “Las familias han ahorrado dinero después de un año y medio sin apenas salir de casa y ahora demandan más productos, sobre todo tecnológicos”.

Una menor oferta se suma a una mayor demanda. La ecuación está dando como resultado una escasez de materias primas y componentes que afecta a una gran cantidad de productos. Volviendo a la zapatería de Juan Utrera, aunque sus proveedores son empresas españolas "estas a su vez no pueden fabricar porque carecen de cuero y otras materias primas para hacer calzado", comenta este comerciante que también preside la asociación "Más que céntrico". El mayor problema es conseguir reemplazos cuando se agotan las existencias. “El calzado que compré en enero lo tengo que comprar ahora 10 euros más caro, así que no me queda más remedio que subir los precios”. La tienda de joyas y accesorios de Sandra Fiebelkorn también está notando la falta de género. “El producto no llega, no hay nuevos modelos y los proveedores te dicen que no saben cuándo te podrán servir ni a qué precios”. En su tienda del centro de Alicante tiene que exhibir los bolsos de temporadas pasadas "porque no han llegado los nuevos" y no puede comprar ropa para vender "porque no encuentro a nadie que los sirva". Tanto Utrera como Fiebelkorn lamentan que esta falta de género y el aumento de costos se ve agravada por el aumento del precio de la electricidad, que los está llevando al límite. En la chocolatería de Cristina Cocicov, también en el centro de Alicante, están teniendo problemas para importar tanto materias primas como máquinas para elaborar sus productos. "Incluso hemos subido el precio de las bolsas, porque aparentemente la demanda de papel ha aumentado y hay escasez", lamenta esta empresaria.

A la crisis de los materiales se suma la crisis de los contenedores, fruto también del paro generado por el covid. “No hay barcos para mover mercancías y hay contenedores atascados en los principales puertos del mundo”, dice Eugenio López, presidente de la Asociación de Transitarios (ATEIA). Una consecuencia directa, además de la demora en el cumplimiento de los pedidos, ha sido el aumento de los costos. “Alquilar un contenedor solía costar unos 1.500 euros y ahora unos 10.000”. Un aumento de costes que repercute en el precio final de los productos.

«Todo lo que se fabrica en Oriente, que no es poco, tiene problemas de venida y una consecuencia directa es el aumento de precios, que según el tamaño del producto es mayor, y que en promedio puede rondar el 15% respecto a antes de la pandemia ”, afirma Carlos Baño, presidente de la Federación de Comercio de Pymes de Alicante (Facpyme).

En el contexto de la falta de material, agrega Baño, las mayores dificultades las están enfrentando las tiendas de electrodomésticos por el problema de los componentes electrónicos. "Hay retrasos en la llegada de productos y listas de espera para obtener ciertos artículos".

Desde el Sindicato Sindical, su presidente Juan Motilla minimiza estas carencias y apunta que "la mayoría de las pequeñas empresas ya han abastecido sus suministros a principios de año". Sin embargo, reconoce su preocupación "y en caso de que los problemas persistan en el tiempo".

Zapatería en el centro de Alicante que también sufre retrasos en los pedidos. | PILAR CORTÉS

La situación también afecta al revés, con problemas para las empresas alicantinas que necesitan exportar sus productos "y a las que las navieras les están diciendo que no reservarán contenedores hasta finales de diciembre", explica Eugenio López.

El sector de la hostelería también está sufriendo las consecuencias de esta falta de productos, especialmente en las bebidas importadas. "Hay muchas roturas de stock en vodkas o cavas, sobre todo en marcas extranjeras", lamenta Julián Marín, que regenta un restaurante y bar de vinos en La Condomina, en Alicante. Estos días están comprando para Navidad y la tarea no está siendo fácil. "Si antes pedía y me servían cien botellas de champagne, ahora me han dicho que me van a mandar 30". Este empresario también lamenta que la escasez de productos se suma al incremento del precio de las materias primas, como la carne y el pescado, derivado del aumento de los precios de la electricidad. "Me temo que la Navidad, de hecho, estamos comprando más género y lo congelamos por temor a que suban los precios".

En el caso de las bebidas alcohólicas, uno de los factores que está influyendo en esta escasez es la falta de vaso. Fuentes del Consejo Regulador de la Denominación de Origen de Alicante explican que existen retrasos con los proveedores en Italia, que afectan principalmente a productos que van más allá del diseño estándar. Estos retrasos, añaden las mismas fuentes, están llegando hasta un año. También afirman que también se ven afectados por la subida del precio del cartón y el papel.

El final de esta crisis no parece estar cerca. "Esperamos un par de años con fluctuaciones y con subidas temporales de precios en algunos productos", advierte Jiménez Raneda. Sin embargo, este economista no cree que haya un impacto fuerte en las economías mundiales, que se adaptarán a estos problemas. “Al inicio de la pandemia también hubo escasez de mascarillas y epis porque la demanda se multiplicó por mil. Lo pasamos muy mal, pero en tres o cuatro meses la producción volvió a la normalidad. "

Sin embargo, Begoña Fuster, profesora del Departamento de Análisis Económico Aplicado de la UA y vicedecana de la Facultad de Economía, teme que esta subida de precios y esta escasez de materiales repercuta en la inflación “que acaba teniendo un endurecimiento efecto de las condiciones económicas ”.

Las ferreterías de la Comunidad han notado un repunte en las compras de electrodomésticos que funcionan con gas. Estufas, gas de camping y placas de cocción portátiles, entre otros, se han vendido mucho más en la última semana, algo que ha sorprendido a los comerciantes, quienes reconocen que no son productos masivos y tienen un carácter estacional, debido a la demanda durante las vacaciones para ir a acampar. o con caravana. El motivo: la amenaza de un hipotético apagón que podría sufrir Europa con una falta generalizada de energía, infraestructura y suministro. Así lo confirmaron ayer varias ferreterías a este diario. La fiebre se ha desatado después de que la ministra de Defensa austriaca, Klaudia Tanner, advirtiera la semana pasada sobre el gran apagón que podría sufrir Europa y los riesgos que supondría para la población.

Escasez en comercios y hoteles por crisis de contenedores

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